Hechos 28:17-31
Autor: Abimael González Castillo
Lucas termina el registro de lo Hechos con un gran “continuará”. No nos dice nada sobre el juicio de Pablo en Roma, o si estuvo preso durante un tiempo y después fue liberado para que el apóstol cumpliera su anhelo de llegar hasta España. ¿Por qué Lucas haría esto? Básicamente porque el libro no es una biografía de Pablo ni de Pedro, sino un registro de la obra de Jesús por medio del Espíritu Santo. La intención principal era dejar un registro del inicio imparable del movimiento cristiano por medio de la proclamación del evangelio.
La expansión del cristianismo de Jerusalén hacia el resto del mundo produjo cambios personales, sociales y culturales; también tuvo impacto en la práctica y procuración de justicia, obras de misericordia, relaciones entre personas de distintas razas, etc. Por esto tiene sentido la forma en que Lucas, inspirado por el Espíritu Santo, termina el registro de los Hechos. Los primeros treinta años del cristianismo solo fueron el inicio de la gran obra de Dios que hoy continúa por medio de la iglesia.
Lo anterior significa que los cristianos del primer siglo y del siglo XXI estamos participando en el siguiente capítulo de Hechos. No estamos construyendo nuestra propia historia, no estamos dejando nuestro propio legado o marca, sino que participamos en la historia del Jesús resucitado que está alcanzando al mundo con el poder de Su Espíritu en cada una de las personas que forman parte de Su Iglesia. Entonces, ¿cómo participamos continuamente en la obra de Jesús? Quiero compartirte algunas formas:
Aprovecha al máximo cada circunstancia. Mientras escribo esto estamos enfrentando una contingencia sanitaria que tiene a muchos en sus casas, reduciendo el contacto personal al mínimo, sin embargo, las herramientas digitales han permitido que la comunicación continúe. El confinamiento no es un obstáculo sino una oportunidad para proclamar el evangelio y dar testimonio en confianza completa en la soberanía de Dios, así como Pablo aprovechó la prisión para continuar. Oremos juntos para que el Espíritu nos capacite y ayude a aprovechar cada oportunidad al máximo (Colosenses 4:2-6).
Confía en la estrategia divina. La estrategia de Dios es clara e incluye dos elementos: el mensaje y los actores. Mantente fiel al mensaje del evangelio de la gracia de Dios en Cristo. La iglesia puede tener grandes estrategias, ir a lugares remotos, asignar grandes presupuestos, pero si olvida la centralidad del evangelio nada de lo anterior servirá. Confianza en la estrategia de Dios requiere confianza en el mensaje de Dios revelado en las Escrituras. ¿Quiénes deben entregar el mensaje? Pablo sabía que cada cristiano ha sido llamado para hablar de Cristo, así que por ello su principal objetivo era discipular y preparar a los creyentes para vivir de acuerdo al mensaje del evangelio. Son estas personas que en su trabajo, familia y vida pública darán testimonio del Cristo resucitado.
Ora fervientemente por la misión. Cuando la iglesia planea estrategias estas se realizan en tiempos específicos, pero la misión no es principalmente así. La misión es todo el tiempo en todo lugar, entonces la oración es indispensable para aprovechar al máximo las oportunidades que se presenten. No sólo debemos orar de forma personal sino también en comunidad. Seamos una iglesia que ore unos por otros por valor y determinación para que cumplamos la misión a la cual Dios nos ha llamado.
Add Your Comment