C. 26 No. 358 x 43 y 45 Fracc. Monte Albán

A salvo de la tormenta  y salvos en la gracia de Dios.

Hechos 28:1-10

Autor: Abraham Ucán López

El naufragio de la embarcación donde estaba Pablo y su posterior llegada a la isla de Malta, nos recuerdan el cuidado que Dios siempre tiene con nosotros. Pablo quien ha experimentado dicho cuidado una y otra vez extiende gracia a los habitantes de la isla, nosotros, debemos seguir su ejemplo. 

La creencia de un mundo supersticioso e idólatra.

La superstición es algo que caracteriza a quienes no han puesto su fe en Cristo. Hoy, las personas no creen en la diosa “Justicia” como los habitantes de Malta, sin embargo han adoptado una superstición, llamada Karma. “Haces bien, te va bien y viceversa”, los Malteses pensaron algo similar de Pablo: “Probablemente hizo algo malo por eso la serpiente se le colgó”.

Pablo simplemente se sacude la serpiente supuestamente enviada por Justicia. Al ver esto, los isleños inmediatamente cambian de parecer, ahora Pablo es un dios. Nuestra cultura es muy similar a los Malteses, si te va bien, es porque hiciste algo bien y te lo mereces, entonces eres una persona digna de imitación, admiración e incluso adoración. 

Extendiendo gracia en nuestro mundo supersticioso e idólatra.

En el contexto de este pasaje Pablo decide no darle mayor importancia a este asunto, pero sus acciones apuntan a aquel que le extendió gracia a Él. Pablo decide extender gracia al orar por el padre de Publio, y la extiende también a todos aquellos que estaban enfermos.

Como Cristianos sabemos que toda circunstancia es gobernada por Dios, incluso aquellas tormentas y naufragios. A la luz de los ojos del mundo cuando esto sucede es consecuencia de las malas acciones que hemos realizado. Pero cuando el amor de Cristo ha sido derramado en nuestro corazones entendemos que la tribulación produce paciencia y la paciencia, prueba y la prueba, esperanza, y la esperanza no avergüenza. Debemos mostrar el amor de Cristo a las personas cuando pasamos por circunstancias complicadas y dirigirlos a aquél que nos mantiene a salvo. 

Hablando y mostrando evidencia de la gracia en un mundo supersticioso

La Gracia es mil veces mejor que la falsa superstición del Karma. Así que, cuando oremos por otras personas que no son creyentes hablemos de como Dios no nos ha pagado conforme a nuestra iniquidades, hablemos de su gran misericordia y lentitud para la ira, hablemos de su cuidado en medio de la tormenta y la dificultad, hablemos de su amor que nos perdonó y nos dio salvación por medio de su hijo Jesucristo. Mostremos lo hermosa que es la Gracia, no podíamos hacer nada para obtenerla, no la merecíamos y aún así se nos fue regalada, gracias a ella tenemos salvación por los méritos de Cristo, gracias a la Gracia de Dios y al sacrificio de Cristo, no solo estamos a salvo, sino somos salvos por y para siempre de la esclavitud de la superstición, de la idolatría y del pecado. La gloria sea a Dios por Cristo Jesús.

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